
Parroquia Ntra. Sra. de la Misericordia.
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Jovenes Universitarios.
Somos jóvenes de entre 20-25 años, chicos y chicas que queremos crecer juntos en la fe. Lo más bonito es que nos sentimos felices;
lo más triste:
Que todavia faltas tú...
Si quieres saber más pregunta por Rocio al 91 777 35 97


Con motivo de la finalización del año de la fe, el grupo universitarios decidimos hacer un retiro para poner en común todo lo que pensamos sobre la fe.
Nos fuimos metiendo poco a poco primero con la misa de 13.15 en la que ensayamos con el coro algunas canciones nuevas y notamos que cadía vamos mejorando más.
Después, cada uno trajo algo de comida para compartir y hablamos de qué tal nos había ido la semana. Tras un pequeño descanso para dejar reposar la comida, Ernesto nos hizo una pequeña introducción de lo que muchos pensadores filosóficos pensaban que era la fe. Leímos algunos textos de la Biblia que estuviesen relacionados con la fe y tuvimos nuestro momento de reflexión y meditación personal y después lo pusimos en común entre nosotros.
La verdad es que cuando Ernesto nos preguntó qué entendíamos por fe, yo me quedé sin palabras porque no sabía que responder ante algo abstracto, tan grande e íntimo para una persona. Tras meditar toda la tarde sobre ello, creo que ahora puedo responder y saqué varias conclusiones de la experiencia de ayer: La fe es algo voluntario, nadie te insta a creer en algo. Es un soplo de esperanza, algo íntimo que está en tu corazón, en tu ser desde que naces. Muchos no saben que la tienen y no sacan provecho. Otros, la cultivan, porque confían en que el Señor les está preparando algo grande, si es que no les ha pasado ya. Este es mi caso. En mayo de este año, me confirmé y fue una verdadera alegría. Era algo que llevaba mucho tiempo preguntándome, si hacerlo o no. No me arrepiento de la decisión que tomé, ni tuve miedo, ¿por qué? Porque confíe en Él. Da la casualidad de que no estaba pasando por un buen momento en mi vida, un pequeño bache como todos podemos tener. Y pensé, ¿y si tengo que hacer esto para aprender algo? ¿Querrá Dios que lo haga para poder superar el bache? Pequeñas intuiciones contestaban en bajito a estas preguntas. Sólo hace falta escuchar, estar atentos a las señales.
Muchos piensan que cuando ya eres feliz, puede que no necesites nada más, ni seguir rezando, ¿para qué? Si ya estoy bien. Pero están muy equivocados. No hay mejor acto que dar gracias a Dios todos los días por lo que tienes en tu vida, o por el simple hecho de vivir, ver a los tuyos sonreír. Yo hago esto todas las noches. Gracias a que seguí confiando en Él, desde mayo hasta ahora ha venido todo rodado en mi vida.
Por último, hicimos vísperas todos juntos reflexionando sobre el día que habíamos tenido. Tuve la oportunidad de confesarme, y me quedé con algo que me dijo Óscar: "Ánimo. Tu has venido aquí a servir". Tras estas palabras, como broche final a ese día, mi última reflexión y pensamiento que quiero mantener a lo largo de mi vida es: Tengo que hacer testimonio de la palabra de Dios, para ser buena testigo y que los demás, al verme, confíen en mí, y así que confíen en Dios, crean en Él.
Hola soy Anthony Sinacori Diaz pues mi experiencia en la parroquia de la misericordia ha sido espectacular porque he tenido la oportunidad de encontrar a Dios en mi vida de nuevo tras mi dos trasplante, uno de riñón y otro de hígado, durante todo ese tiempo estuve aferrado a Dios y a las ganas de seguir viviendo gracias a Él pude superar dicha enfermedad también he tenido la oportunidad de conoce a gente maravillosa y sincera y he tenido la dicha de hacer amigos y también quisiera comentar como llegue a la parroquia fue el 16/04/2007 tras ir a la misa de un gran amigo que tristemente y por la voluntad de Dios su madre acababa de morir ,allí conocí al párroco y al vicario fueron muy agradables , hasta ahora mi vida en la parroquia ha sido muy bonita porque he tenido la oportunidad de conocer realmente a Dios y de compartir con otras personas y desde ese momento comencé a ir todos los domingos hasta dicha fecha sin mas nada que agregar me despido un abrazo muy grande.
La parroquia de la misericordia se hizo parte de mi vida por casualidad. Todos los días al ir y volver al colegio pasaba delante de ella. Estaba en 3 de la ESO, y para mi ir a misa, era algo sin demasiada importancia en mi vida. Era un hábito adquirido, algo en lo que crees pero que te queda muy lejano, en mi lista de prioridades, mi vida cristiana estaba muy al final. He tenido la suerte de nacer en una familia cristiana, y de criarme en grupos católicos, pero en una chica adolescente, los problemas de esas edades, un ambiente poco recomendable, y demasiadas opiniones opuestas a tus creencias iniciales, pueden hacer que fácilmente olvides, lo que ser cristiano significa para ti.
Asique miraba sin mucho interés a ese edificio de ladrillos que entonces contaba con una pancarta con una foto de Jesús. En ella había una frase del evangelio; “la verdad os hará libres” .Al pasar delante suya, sobre todo si había tenido un mal día, me paraba a reflexionar sobre lo que decía, y era como mi pequeña oración del día, cada día me decía algo nuevo. Y al cabo de unas semanas me decidí por leer el evangelio por las noches antes de acostarme. La verdad es que sin saberlo, la parroquia me ayudo desde el principio.
Un día mi hermana paloma y yo, al bajar como todos los domingos a misa de 12 de Nuestra Señora de la Piedad, nos encontramos la puerta cerrada, así que llegamos corriendo a la entrada de Nuestra señora de la misericordia. Acostumbrada a ver una iglesia casi vacía, y ser la única asistente joven con mi hermana y algún crio, la escena que vi me impacto. Nos encontramos con unas puertas abiertas de par en par, en la que se encontraba toda la gente apiñada que no cabía en la iglesia. Debía ser alguna ceremonia especial. Entramos esquivando un poco a la multitud, y vi a Oscar. También me fije en el grupo que de jóvenes que se sentaba, donde se encuentra el coro. Me hace gracia pensar, en la primera vez que vi a todas esas caras desconocidas, que ahora son mis mejores amigos, y la gente con la que comparto todas las semanas, lo que es el centro de la vida cristiana, la eucaristía. Mi hermana me ofreció participar en el grupo de jóvenes de la parroquia, que se reunían tras la misa. Así poco a poco, fui asistiendo con más ganas a misa, me atraía no solo esa idea de comunidad, sino esas personas que eran tan diferentes a los grupos de gente que encontraba en Vallecas. Me gustaba, su personalidad, su alegría y esa familiaridad con la que te trataban. Era como recuperar a mis grupo cristiano de la milicia, que solo aparecía en los planes de verano, y ponerlo de repente en mi día a día. Y fue un cambio notable, en un grupo en el que compartes, escuchas, debates sobre muchísimos aspectos de la vida cristiana tu manera de ver las cosas se amplia, y vives las cosas de otro modo, ir a misa ya no era un hábito sin sentido, era un momento de compartir, de escuchar algo nuevo que te quería decir el evangelio a ti personalmente en tu vida ese día, y de vivir la eucaristía como si fueras uno más en la pasión de Jesús, como un espectador más que hubiera visto todo. En resumen, empecé a quererle, porque quería a las personas que me rodeaban. Empezaba a querer mi vida, y me quería a mi misma. La parroquia me ensancho el corazón.
Belen H.S